lunes, abril 11, 2011

La Guerra Civil Española - La Batalla de Seseña

29 de octubre de 1.936: Seseña y los T-26




tanque t-26 en seseña

Tanque T-26B en el ataque republicano de Seseña



Largo Caballero daba buena cuenta de los nuevos tanques T-26 soviéticos que vienen de Archena, recien montados, como primerísima ayuda a los escasos medios materiales con que cuenta la República. Los nacionalistas no sabían nada hasta la fecha, por lo que el factor sorpresa desaparece. No obstante el soviético Pavel Arman, ante la escasez de milicianos españoles capaces de manejar un tanque en tiempo record, toma el mando de la columna de blindados recien formada y se presenta en la entrada de Seseña pensando que está en poder republicano. Arman saca la cabeza por la torreta y pide en francés que despejen el camino a los tanques. El soldado responde "¿Italiano?" y de inmediato Arman ordena estrenar los nuevos ingenios militares al darse cuenta del error.
En unos pocos minutos el pueblo queda reducido ante un absoluto poder de las nuevas armas de la República. Nada se resiste al cañón del T-26. Es un paseo militar, los moros y los legionarios nada pueden hacer ante el avance de los tanques de la República, que cortan el frente como un cuchillo caliente la mantequilla, profundizando varios kilómetros en dirección a Esquivias. Allí se encontraba concentrada la caballería mora de Monasterio, que va cayendo hombre a hombre contra los tanques. La escena se repetiría trágicamente en la segunda Guerra Mundial, cuando los tanques alemanes aplastraron a la caballería polaca en un enfrentamiento desigual.
Tal es la euforia, que los tanquistas olvidan que su misión es abrir el frente para que pase la 1ª Brigada Mixta que conduce Enrique Lister con base en Valdemoro, tras ellos, ya muy retrasada, incapaz de seguir el rápido avance blindado. La aviación ni siquiera ha hecho acto de presencia. El propio Lister contará después que esta total descoordinación se debe a que los propios mandos republicanos nunca creyeron de lo que sería capaz de hacer su propio ejército. Es más, los hechos apuntan a que la ofensiva de Seseña pudo ser un acto de pura propaganda política, en un lugar con escaso interés estratégico, quizá para mostrar al pueblo el nuevo poderío militar republicano. Así quedarían justificadas las palabras de Largo Caballero, palabras que de no ser el Presidente de la República, jefe máximo de las fuerzas armadas, y de tratarse posiblemente de otro bando, le habría costado un consejo de guerra.
La brecha abierta por el propio Arman en el frente enemigo, la tiene ahora a su espalda. La vuelta atrás es muchísimo más dura. Los moros aprenden que con una botella de gasolina y un trapo, lanzado a las ruedas, se funden los rodillos de goma que arrastran las cadenas. Después abrasan a sus ocupantes lanzando las botellas al interior de los tanques e impidiendo que nadie salga al exterior. Lister dirá que la técnica la tenían bien aprendida desde antes del primer cañonazo, pues fue Largo Caballero quien se la mostró un día antes. Según él "Este acto de fanfarronería explica que las unidades del Ejército del Tajo recibieran a los tanques con botellas de gasolina".
La infantería de Lister, al perder de vista los tanques, debe batirse casi cuerpo a cuerpo en Seseña, en unas lineas recompuestas disciplinadamente por el ejército nacionalista. El resultado fue que se perdió el veinte por ciento de los T-26 y que el objetivo principal, Seseña, no fue tomado. No obstante se descubrió el potencial de unas armas que cambiarían justo en ese momento el curso de la guerra y de la toma de Madrid. Con muchos más efectivos materiales y mucho mejor entrenados, las unidades nacionalistas detendrían en ese momento el avance contra la capital de la España leal.
Tras el combate, la 1ª Brigada Mixta de Lister sigue dando batalla al flanco derecho de las divisiones de Varela en su furioso camino a Madrid. Se producirían enfrentamientos entre Seseña y Valdemoro para finalmente retroceder y ocupar la linea de la carretera de Madrid a Cadiz (en el Cerro Rojo o Cerro de los Ángeles) hasta Perales del Río. El empuje nacionalista no moverá ya las fuerzas de Lister en ningún momento, quedando estas relativamente aisladas por su flanco derecho cuando el enemigo ocupa Parla, Carabanchel y VillaVerde (6 de noviembre). En estos ocho días, la 1ª Brigada de Lister defiende el valle del Manzanares desde la acción parcial de Seseña, resistiendo las envestidas del flaco derecho de los rebeldes dirigidas por Varela: la caballería mora de Monasterio.

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