viernes, abril 20, 2012

Expropiación YPF


Me asombra la polémica creada en torno a la expropiación de la petrolera YPF. Tiemblo al oír los alardes patrioteros de los dos bandos. Y me dan escalofríos cuando contemplo cómo mucha gente todavía confunde populismo con progresismo. Por eso me apetece dejar tres o cuatro cosas claras.
  1. A todos nos satisface un poco cuando le tocan las narices a un multimillonario. Pero debemos caer en la cuenta de que las empresas, incluso las muy grandes, ya no son de un solo dueño. Hay miles de pequeños accionistas, que quizá tienen el dinero de sus pensiones puestos en Repsol YPF, para los que el golpe de Cristina ha sido muy duro.
  1. Curiosamente, a mí, como español, la expropiación me deja bastante frío. Ni tengo dinero puesto ahí ni me importa mucho que el balance de Repsol cojee algo. Sin embargo, si fuera argentino, estaría mesándome los cabellos: ¡qué cara más dura! Fue Néstor Kirchner, ese visionario de mirada disjunta, quien auspició y aplaudió la privatización de YPF y consideró que eso, lejos de atentar contra “la soberanía argentina” la hacía más fuerte. Su gobierno había conseguido que la petrolera diera pérdidas y eso tiene un mérito nada despreciable. Ahora que YPF parece saneada, a despecho de toda la legalidad internacional, la expropian. No parece el mejor mensaje para atraer inversiones extranjeras al país. Las cosas se hacen de otra manera. Decía no sé quién que la libertad solo es posible si se respetan las leyes ¡Y que todavía haya gente (aquí en España) que confunda esta maniobra obscena con el progresismo! El progresismo, eso sí, es algo mucho más racional y menos emocionante, sin imágenes de Evita Perón ni tubitos de petróleo ni llantos-en-memoria-de-mi-pobre-marido. Veremos si, de aquí a unos años, no acaba YPF en manos de una empresa estadounidense o china.
  1. Supongo que el Gobierno argentino tiene algo de razón al reclamar más inversiones a Repsol. Estas grandes empresas tienden a ser muy remolonas a la hora de devolver beneficios a sus territorios. Pero eso lo hubieran podido obtener fácilmente tensando un poco la cuerda, negociando y haciéndose valer. Ahora, sin embargo, van a tener que acometer ellos esas inversiones… ¡y no tienen un peso! A ver cómo lo consiguen. Es cierto que resulta inconcebible que un país con los recursos naturales de Argentina arrastre un déficit energético tan brutal; pero la raíz del problema no es  (o no es solo) la dejadez de Repsol, sino el chorro de subvenciones con el que Cristina compra a sus devotos. Algunos también confunden eso con el progresismo, aunque es lo contrario: supone sangrar las arcas a base de subsidios mientras crece la pobreza.
  1. Los "arreones" nacionalistas son gritones, estúpidos y peligrosos. Esto no es un partido de Argentina contra España. Hay españoles bobos que se han lanzado a defender a Repsol como si nos hubieran invadido y argentinos bobos que han recuperado esas viejas retóricas sobre Colón, los indios e Isabel la Católica. Hasta un etarra bobo (y otras cosas peores) ha decidido comparecer en la Audiencia con la camiseta de Argentina. Haríamos bien todos en reflexionar más y aparcar los eslóganes.

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