martes, octubre 20, 2009

Recesión según la teoría Keynesiana


Antes de empezar referenciaremos al protagonista de este artículo:
John Maynard Keynes (1883-1946) ha sido el economista más influyente del siglo XX, para desgracia de buena parte de los habitantes de este planeta. Su teoría expuesta enTeoría general de la ocupación, el interés y el dinero, proponía el inflacionismo y el déficit público como solución de todos los males. Las consecuencias a largo plazo de dichas políticas (que él despreció con la despectiva frase “A la larga, todos muertos”) fueron las inmensas deudas públicas que padecemos casi todos los países, casos de hiperinflacionismo, amén de otros males similares.

La teoría Keynes viene a contar que si tu decides acumular algo de efectivo en lugar de gastárselo, los ingresos en el resto de la economía descienden exactamente en la misma cantidad, de modo que ello tiene una repercusión en sus ingresos. La recesión tiene lugar a continuación: un período en el que trabajamos y producimos menos de lo que nos gustaría, y, como consecuencia, nos pagan menos también.
Para mostrar gráficamente esta situación mientras simplificamos las cosas, digamos que hay sólo dos personas el mundo, tu y yo. Es una pequeña economía irreal, pero, como veremos, la lección básica es aplicable a economías de cualquier tamaño.
En este mundo, yo gano 100€ a la semana vendiéndote pan a 1€ la rebanada, y tu ganas 100€ a la semana vendiéndome chocolate a 1€ la tableta. Los ingresos totales de esta economía (su Producto Interior Bruto o PIB) son de 200€, que corresponden a 100 rebanadas de pan y 100 tabletas de chocolate.
Ahora digamos que un día decides ahorrar 20€ de sus 100€ y los guardas debajo del colchón. Como resultado, mis ingresos se reducen a 80€, y los ingresos totales de la economía son ahora 180€, mientras la economía produce 20 tabletas de chocolate menos que antes. La semana siguiente, yo sólo tengo 80€ para gastar, lo que significa que sus ingresos también se verán reducidos a 80€, y usted acabará comprándome menos rebanadas de pan.
Al final, los ingresos de ambos son inferiores, producimos y consumimos menos de nuestro potencial. Nuestra economía está en recesión.
¿Cómo se traslada esto a la economía real y mayor? Piense en mí y en ti como bloques de personas, en esencia, cuando demasiados individuos deciden guardarse efectivo al mismo tiempo, quizás porque se vuelven pesimistas sobre el futuro, se produce una recesión.
Por tanto, así es como empieza una recesión. La pregunta es, ¿cómo podemos salir de ella?
Nuestra primera opción es no hacer nada. Si presta mucha atención a toda la historia que le he contado, se habrá dado cuenta de que a pesar de la disminución de la demanda (usted ahora sólo precisa de 80 rebanadas de pan en lugar de 100), yo he mantenido mi precio fijo en 1€ por rebanada. Pero yo podría querer venderte más pan porque yo podría tener entonces más ingresos. Al final, yo empezaré a bajar mis precios para poder volver a vender las 100 rebanadas que produzco.
Por la misma lógica, usted hará lo mismo y volveremos donde empezamos, produciendo a nuestro máximo potencial de 100 rebanadas de pan y 100 tabletas de chocolate. Se acabó la recesión.
Y ahí es donde reside la diferencia entre la economía neoclásica y la keynesiana.
La primera de las escuelas de pensamiento asume que el proceso de ajuste es instantáneo: si decides guardarte 20€ extra en efectivo, la economía neoclásica asume que ambos bajaremos nuestros precios de forma inmediata a 0,80€, de manera que nada cambia en realidad. La economía sigue produciendo (y consumiendo) 100 rebanadas y 100 tabletas de chocolate, y nunca hay recesión.
(Esto no es estrictamente verdad. La economía neoclásica no dice que el PIB nunca pueda descender, para seguir con nuestro ejemplo, tu puedes caer enfermo y no poder trabajar, o decidir trabajar menos porque quieres pasar más tiempo con tu familia, lo que daría lugar a menos chocolate, pan e ingresos. No obstante, lo que no muestra la economía neoclásica es una recesión provocada por la demanda; una caída de la actividad económica provocada exclusivamente porque mucha gente decida guardar más efectivo y consumir menos en un momento determinado)
Las recesiones, por tanto, se corrigen a sí mismas: los precios al final se ajustan, y la economía vuelve a producir a su nivel potencial. Mientras esto supone un poco de consuelo, nos gustaría poder aliviar el dolor, bien evitando o acelerando el proceso de ajuste.
En nuestro sencillo ejemplo, hay una solución obvia. Digamos que cuando tomaste la primera decisión de guardarse 20€ en efectivo, en lugar de gastarlos en comprar mi pan, el gobierno emitiera 20€ adicionales y los utilizara para comprar mis productos no vendidos. Mis ingresos al final de la semana serían de 100€ igual que antes, y como mis ingresos son tus ingresos (recuerda que yo gasto mis ingresos en tus tabletas de chocolate y tu  los tuyos en mis rebanadas) la economía no pasa por un período de producción deficitaria en absoluto. No hay recesión, no es necesario un largo período de ajuste de los precios, y seguimos produciendo felizmente a nuestro nivel potencial.
Esto es lo más lejos que nuestra sencilla historia nos va a llevar. Las recesiones pueden producirse por razones tan estúpidas como que la gente quiera guardar más efectivo, y el gobierno, en principio, puede intervenir para corregir la situación. Esto siempre desde la teoría.
Claro, el problema llega cuando el gobierno malgasta nuestros ahorros en estupideces y ahí en vez de pan todos recibimos tortas.

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